La cuestión es la siguiente: desafíos, problemas, fines de grandes e
importantes etapas, autosuperación, autoabastecimiento, sentimientos
encontrados y saber decir adiós.
No es fácil la finalización de una etapa, de un proceso y de una historia.
Lo mío fue una historia de amor, que poco a poco se complicó con
cuestionamientos, avanzada la edad y elecciones propias de nuevos caminos por
recorrer. La impotencia de no ser nombrado y de no estar presente en el ágora
de mi comunidad fue uno de los obstáculos más difíciles que superé, lo logré,
no necesito reconocimiento alguno. Mi elección es otra y lo voy a hacer carne.
Sin remordimientos, algunos rencores ocultos que cada tanto salen a la luz
con la posibilidad de ser canalizados en buenas vibras, mi ser experimenta la
locura de un pasillo lleno de oportunidades antes bloqueadas por sobre/cuasi
compromisos obligatorios sin posibilidad de negociación alguna. Nuevos espectáculos,
lecturas, rio y playa, fin de semanas largos y familia. Las áreas son
demasiadas y todas resultan muy interesantes, saber elegir por el bien propio.
Las largas jornadas de evaluación de variables, indicadores y búsquedas
baratas por google derivaron en la felicidad que hoy representa haber terminado
la facultad. Las cuestiones burocráticas son un mal menor que estoy dispuesto a
pasar por el reconocimiento personal de tener lo que soñé cuando terminé el
colegio. Lo veía muy lejano y ahora ya termino. Resúmenes, gastar tinta, correr
por el pasillo del subte, encontrarte en el pasillo del subte, transpirados.
Estudiar en la terraza, no aguantar la tentación y largar una carcajada.
Una experiencia cercana con la amistar terminó de convencerme que es lo que
soy y a quien quiero y a quien no. Las empanadas y los acompañamientos
pre-entregas son fieles testigos. Encuentros tardíos y pintadas solidarias
representan un lazo cuasi familiar que extraño y me pone triste, la preocupación
por ese ser querido no me dejan dormir tranquilo.
No esperar a quien no tenés que esperar, las llegadas tardes indican una
actitud en detrimento de las relaciones y recursos. Fluctuar es lo que más me
gusta, conocer nuevas historias, realidades distintas, elecciones de vida y
compartirlas. Todo lo pienso en términos de experiencia. Permitirse emocionarse
en lo cotidiano, con una canción que representa lo que sos, caminar por
Florida, leer el diario, sentir la gota de transpiración que recorre la
espalda. Pedir permiso y decir por favor, los papeles al cesto, manos al
costado del cuerpo, firmes. "Bueno, no se puede venir en zapatillas ni en
ojotas, los días de reunión con traje...", sacarse las lagañas a las 11 de
la mañana, mirar el rio, caminar por el medio de la calle Somellera y esquivar
las moras en la esquina, subirte a un taxi y que el taxista este escuchando
tango, el "Gracias barón, buen día”. Buenos Aires o Buenos Airis para los
turistas.
"Me encanta que tengas 22 años", me dijo una señora después de 3 días
de charlas entrecortadas. Me acuerdo que una vez le dije a una chica
"Tenes que sonreír mas, porque sos linda", y ella me contesto
"vos tenes que empezar a hablar más, porque sos mas lindo". Por eso
esto es un avance importante en la aceptación y en el nuevo camino. Por un lado
es una elección, pero por otro lado es un sentimiento innato.
El mejor reconocimiento es la emoción que todo esto representa para mí. Me
cansé de los modelos de felicidad que venden en las revistas, en los paquetes turísticos,
en la familia tradicional y en los perros. Yo tengo mi propio modelo de
felicidad que es este.