martes, 21 de junio de 2011

Mi primera construcción


Estaba cansado, el día anterior había sido un día agitado y realmente no tenia ganas de ir. Cande y Anita me habían insistido bastante, me habían contado de qué se trataba “El Techo”  y como se trabajaba ahí.

Llegamos al Regimiento de Infantería de 1ero de Patricios y la cantidad de jóvenes que había ahí me sorprendió muchísimo.  Dimos el presente, esperamos un par de horas, empezamos a tener frio. Con Cande nos habíamos anotado para estar en la misma escuela, de pura casualidad a Vero también le tocó con nosotros. Panky  lamentablemente no contó con la misma suerte y fue motivo de nuestras burlas.

Nos subimos al micro y las jefas de escuela propusieron hacer guerra de canciones. Creo que hace casi 10 años que no jugaba a eso, fue divertido. De repente gente desconocida te trataba como si fuesen amigos tuyos durante toda la vida. Nos avisaron que íbamos a construir al Barrio de Ingeniero Allan , en Florencio Varela.
La construcción fue dura, mucho trabajo, poco tiempo de descanso. Eso no implicó la posibilidad de divertirse, fue lo que hicimos. Éramos 4 personas en la cuadrilla (normalmente son 7 u 8), la lluvia nos complicó el trabajo durante el segundo día al punto de mi remera blanca parecía negra del barro.  Otras cuadrillas se acercaron a ayudarnos, y una vez que nosotros terminamos hicimos lo mismo con ellos.
La familia a la cual le construimos la vivienda de emergencia estaba compuesta por Angelina y Fabián (pareja) y sus tres hijos: Fabio (5), Jorge (3) y Omar (1 mes y días). Ellos vivan en una casilla de 20 m₂, en un terreno prestado por su vecino (Ángel) con el cual también compartían el baño. Fabio tiene hemofilia, esa es la razón por la cual, hace dos años, Angelina y Fabio decidieron venirse desde Paraguay a la Argentina. Tres veces a la semana Angelina viaja 1 hora y 40 minutos al Hospital de Niños en la Plata para que Fabio reciba su medicación vía sanguínea. La hemofilia es una enfermedad que no tiene cura. Fabián es albañil y carpintero, trabajó todo el domingo y todo el lunes a la par nuestra. La tenia re clara con el martillo!
Cuando inauguramos la casa, un nudo se me hizo en la garganta. No podía emitir sonido alguno, la felicidad y la emoción me invadieron. A las 20 hs del día lunes una familia tenía una casa nueva.
Cosas que no me olvido más:
  • ·         Fabio no era hincha de ningún equipo, logre que sea de Independiente.
  • ·         Mi primera imagen del sábado a la mañana, cuando me desperté, fue ver a una persona disfrazada de Tiger bailando Danza Kuduro.
  • ·         El domingo a la noche una de las intendentas entró andando en patineta al salón en donde dormíamos para avisarnos que si escuchábamos ruidos en el techo era ella que estaba dando vueltas por los techos con su skate (?).
  • ·         Las lentejas de la cena del domingo.
  • ·         Las clases de yoga para relajar los músculos de una chica que estaba completamente loca.

Ir al techo significó, para mí, romper barreras y prejuicios. Me costó tres ampollas (una hoy ya reventada)  en los pies, raspones y moretones en las muñecas.  Conocí gente muy interesante, la gente boluda esta en todos lados.
Llegué a mi casa cerca de las 2 de la mañana, destruido. Me saqué toda la ropa, me metí en la ducha, abrí las canillas y…. no salía agua. No había agua en mi casa. Me desesperé, luego me di cuenta que estaba entendiendo a todas esas familias en el Barrio de Ingeniero Allan, y en todos los asentamientos del país, que no tienen sus necesidades básicas satisfechas. Embarrado me metí dentro de mi cama y me dormí.

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